Mentalidad de crecimiento, el poder del todavía

Un taller virtual para más de 300 docentes de centros educativos de Montevideo y del interior del país
Mentalidad de crecimiento, el poder del todavía

La Universidad de Montevideo organizó el taller “Mentalidad de crecimiento, el poder del todavía”, a cargo de la docente argentina Laura Lewin, y con la colaboración de la profesora Natalia Balmori. El curso virtual se llevó a cabo el miércoles 17 de febrero y contó con más de 300 docentes inscriptos de todo el país.   
  
El taller se enfocó en brindar herramientas a los participantes acerca de cómo lograr que los estudiantes disfruten de aprender. "En un aula, con un docente con mentalidad de crecimiento, la palabra todavía se escucha todo el tiempo", comenzó afirmando la profesora Lewin, quien invitó a dejar a un lado la creencia de que la inteligencia viene determinada desde el nacimiento.   
  
“Hay que trabajar en la mentalidad de los jóvenes, la inteligencia puede mejorar. Promovamos un aula sana, que se trabaje en la idea de animarse a resolver desafíos y que el error es parte del proceso de aprender. Un lugar que dé seguridad al estudiante (…) un lugar donde el docente sea custodio de las emociones del estudiante”, sostuvo la experta.   

En el taller se conversó acerca del éxito y del fracaso, y cómo los docentes pueden ayudar a los niños y jóvenes a reaccionar y aprender tanto de sus fracasos como de sus éxitos. “Brindarles a los chicos herramientas para desarrollar una mentalidad de crecimiento puede ayudarlos a lograr lo que se propongan”, puntualizó Lewin (…) Muchos alumnos piensan que no pueden, que no tienen lo que se necesita para triunfar. Tal vez no tienen el apoyo o aliento de sus padres. O tal vez fracasaron tantas veces, que se culpan ellos mismos. Cambiar su mentalidad es lo que hará que puedan volver a motivarse y a sentir que sí pueden. Entender que nuestro cerebro es como un músculo y que la inteligencia se puede desarrollar, es el primer paso para desarrollar una mentalidad de crecimiento. Al cambiar la mentalidad, mejora el rendimiento, lo que refuerza la motivación”.  
 
La docente Lewin respondió a algunas preguntas que surgieron del público, tales como: “¿cómo crear un aula sana, de respeto y libre de etiquetas y malos comentarios entre estudiantes?”, “¿Cómo encarar de la mejor manera una charla con un chico que se esfuerza y estudia, pero no logra los objetivos que se plantea, en más de una oportunidad?”, “¿Cómo ayudar a estudiantes que se esfuerzan mucho, pero no cuentan con apoyo familiar; y menos aún con condiciones socioeconómicas favorables?”.  

Mentalidad fija vs mentalidad de crecimiento  

“Antes se pensaba que sin importar cuántos nos esforzáramos, nuestra inteligencia se mantenía inamovible. Hoy sabemos que lo que importa, más que la inteligencia, es la mentalidad. Frente al fracaso o al desafío, algunos chicos se esfuerzan más. Otros, por el contrario, se frustran y abandonan”, comentó Lewin. Sin embargo, señaló, el éxito no está determinado por talentos innatos o intelectuales, sino que depende de la mentalidad. Es decir, “el grado por el cual nosotros creemos que tenemos la habilidad de cultivar nuestra inteligencia y desarrollar nuestras habilidades”.   

La mentalidad fija es la creencia de que la personalidad y la inteligencia vienen determinadas desde el inicio y no sufren normalmente cambios a lo largo de la vida, dijo la docente. “Por lo general, las personas que tienen una mentalidad fija solo se enfrentan a tareas que saben, por adelantado, que van a poder realizar. Son competitivos y necesitan constantemente demostrar su habilidad ante los demás. Solo les interesa saber si lo han hecho bien o mal. Cuando se les muestra información que les podría ayudar a aprender, no muestran interés alguno”.   

Sin embargo, la mentalidad de crecimiento es la creencia de que la personalidad y la inteligencia van cambiando a lo largo de la vida, y que el objetivo es mejorar.   
 
Las personas con una mentalidad en crecimiento piensan que es el esfuerzo el que les lleva al éxito, de modo que no solo se enfrentan a tareas difíciles, sino que disfrutan con ellas. Piensan que la inteligencia puede aprenderse y mejorarse. Por este motivo, prestan atención a la información que les lleva a saber más. Una mentalidad de crecimiento ayuda, por lo tanto, a aprender.  

Los docentes con mentalidad de crecimiento  

Lewin señaló que es importante comprender que si no trabajamos lo socio-emocional, lo cognitivo se resiente. La mentalidad del docente afecta a sus alumnos. Frente a un alumno con desempeño bajo, si el docente tiene una mentalidad fija, el alumno continuará con su bajo desempeño. Frente a un alumno con bajo desempeño, si el docente tiene una mentalidad de crecimiento, el alumno mejorará su rendimiento. Esto implica que el docente debe cuidar del vocabulario, de cómo maneja el desafío, los obstáculos y los elogios en el aula. 

Las características de un docente con mentalidad de crecimiento son que: se responsabiliza por lo que sucede en el aula y con sus alumnos; naturaliza, desdramatiza y capitaliza los errores de sus alumnos; abraza los desafíos y alienta a sus alumnos a asumir riesgos; tiene expectativas altas para todos sus alumnos; se concentra en la curva del aprendizaje, no en aprobar; elogia el esfuerzo, la perseverancia, la constancia y no la nota o el ser inteligente o veloz; y comprende que elogiar la inteligencia “¡qué inteligente que sos!”, refuerza la mentalidad fija, lo que resulta en alumnos que se enfoquan en aprobar, no en aprender, y que utilizan técnicas como copiarse o mentir para lograrlo.  
 
“Le está brindando herramientas para la vida”  
 
“Cuando el adulto comprende la diferencia entre la mentalidad fija y la de crecimiento, y enfoca sus esfuerzos en ayudar a sus alumnos o hijos a desarrollar la mentalidad de crecimiento, le está brindando herramientas para la vida (…) No se trata de decirles que deben tener una mentalidad de crecimiento, sino de explicarles cómo funciona la inteligencia y que el cerebro puede hacerse más fuerte a través del aprendizaje”, dijo Lewin en el taller para docentes.  

A su vez, señaló que los adultos deben comprender la importancia de dignificar, naturalizar y capitalizar los errores. “Cuando lo hacemos, les estamos enseñando a nuestros alumnos que a través de los errores y los fracasos podemos aprender, mejorar y ser cada vez más inteligentes. Debemos enseñarles a amar los desafíos y a sentirse cómodos con el esfuerzo. Cada vez que ellos se esfuerzan, el cerebro genera conexiones neuronales más fuertes, que los  hace más inteligentes. Desarrollar en los niños una mentalidad de crecimiento significa permitirles arriesgarse y fracasar. Aprender de los fracasos los ayuda a ser más resilientes.  Debemos enseñarles a los chicos a fracasar ahora para que capitalicen los fracasos. Si no, serán adultos sin perseverancia, y no creerán en sus habilidades de esforzarse para tener éxito”.  

Laura Lewin cursó la carrera de Traductorado Público en idioma inglés en la Universidad Argentina de la Empresa, y el profesorado de Inglés en la Universidad de California-Riverside (Estados Unidos). En las últimas tres décadas, Laura ha desarrollado y dictado cientos de talleres de capacitación en Latinoamérica, Estados Unidos y Europa. En los últimos años ha publicado numerosas obras, entre las cuales se destacan Gestión Educativa en Acción, El Aula Afectiva, Que enseñes no significa que aprendan, Anita & Ben Aulas Motivadas, Mejores Directivos: Mejores Instituciones Educativas y Fuertes y Felices. Es co-autora de La Educación Transformada y acaba de publicar su más reciente libro: La Nueva Educación.