"Se encarnó el conocimiento": el Club Socrático reunió a 150 personas en torno al sentido de la vida

Estudiantes de Humanidades llevaron su iniciativa fuera de la UM y generaron un espacio de reflexión filosófica a través del diálogo
Club Socrático extramuros

La sala era cuadrada, tenía 100 sillas dispuestas en los lados. En el centro había un enorme vacío y una luz más fuerte. Cortinado negro, lámparas de estilo. La gente se iba ubicando con timidez en las sillas, ¿llegarían a llenarse? ¿habría que apagar más luces para disimular el vacío? Si no, ¿se podría probar a orientar todo hacia un par de lados y descartar la posibilidad de ocupar los otros? Las dudas duraron pocos minutos, el flujo de ingreso sereno aseguraba constancia. 

Se trataba de la primera sesión “extramuros” del Club Socrático, una iniciativa de alumnos de la Facultad de Humanidades y Educación para reflexionar sobre temas filosóficos interpelantes a través del diálogo. Después de dos años de encuentros regulares entre jóvenes estudiantes de diversas carreras en la Universidad, sus creadores quisieron abrir el espacio a otras personas que no tuvieran vínculos con la UM. Eligieron un tema y un orador, consiguieron un lugar, crearon una cuenta en Instagram y comenzaron a hacer difusión. No tenían mucha idea de cuánto se estaba expandiendo la propuesta, ni sabían a dónde estaba llegando. El martes 25 de noviembre llegó la hora de la verdad.

Club Socrático extramuros

A la sala del Cultural MAD llegaron personas muy diferentes entre sí. Había, claro, varios estudiantes de la UM. Muchos de Humanidades, varios de Psicología. Un grupete de chicos que entrarán a la universidad el próximo año, matrimonios de mediana edad, parejas de novios jóvenes. En una zona había un veterano que usaba andador, acompañado por dos amigos. En otro costado, una familia casi al completo. Un joven con boina, otro con gorra deportiva. Un sacerdote, algunos profesores de la UM. Varios con mate, algunos con libretas de apuntes, otros con notas en el teléfono celular.

Era la hora de empezar y las sillas disponibles se habían acabado. Había mucha gente sentada en el piso, el espacio vacío del centro se había achicado y, entre una cosa y otra, la sala se convirtió en un lugar íntimo. 

El evento fue en el Cultural MAD

Dieron la bienvenida dos de los organizadores, Agustín Ferreyra -recién graduado de Humanidades- y Pía Marisquirena, actual alumna. Explicaron los orígenes de la actividad y sus pautas. Luego vino el momento central, una charla sobre el sentido de la vida dada por Francisco O´Reilly, decano de la Facultad. Otros dos estudiantes, Franco González y Magdalena Collares, intervenían con preguntas para fomentar el diálogo. La tercera parte fue de “open mic”, con preguntas del público para O’Reilly. Se escucharon diferentes voces, perspectivas, aportes.

La verdad persuade

“No conozco a casi ninguno de los que hicieron las preguntas”, contó Emilia, otra de las organizadoras. Ella era una de las que recibía a los invitados en la puerta y les daba una tarjeta con información del club. Contó que tenía 150 y, al acabar la noche, le habían sobrado solo tres. Éxito total. “Sobre todo, nos alegra que haya llegado a tanta gente que quizá no conocía el club o no tenía la filosofía tan cercana. Esto puede ser una oportunidad para acercarse a la pregunta, a la filosofía”, comentó más tarde. 

Agustín Ferreyra y Pía Marisquirena

Uno de los chicos que hizo una pregunta había llegado “por las redes”, otra joven estaba ahí “manijeada por las amigas”, otras dos habían tenido como docente a O’Reilly y querían escucharlo para poder pensar. Había variedad a todo nivel.  

Agustín, que tras recibirse se integró a la UM como docente, dijo que estaban “genuinamente contentos” por el desarrollo de la instancia. Contó con sinceridad cómo habían vivido la previa, y la satisfacción del final: “Cuando uno ve un salón de 100 personas vacío y la hora se acerca y la gente no llega, uno tiene miedo. Empezamos a preguntarnos qué hacer, cómo llenar la sala, pero nos dimos cuenta de que no íbamos a poder y dijimos: ‘Que sea lo que tenga que ser’. Pero algo que aprendí desde el principio de la carrera es que la verdad persuade y creo que eso es lo que pasó hoy: había mucha sed de cosas así. Entre nosotros no íbamos a poder llenar 100 lugares, pero no solo se llenaron, sino que se llenó el piso, había gente por todos lados y creo que todos vivieron las preguntas y las posibles respuestas. El conocimiento se encarnó y la gente se fue con ganas, y eso era lo importante”.

Más preguntas que respuestas

Una de las personas presentes era Florencia, estudiante de Medicina en la Udelar. La invitó una amiga -alumna de la UM- y dijo que “100%” volvería a participar de una reunión del Club. “Vine porque me interesa mucho el tema del sentido de la vida y quería ver cuál era la opinión en general, saber si mis dudas eran también las de otras personas, ver si me reflejaba en alguien, y sin duda que lo hice. Me voy con muchas preguntas a las que pienso encontrarles un sentido y de hecho me voy contenta, satisfecha”. Quien la había invitado, Pilar, estudia Psicología y le pareció que el tema era relevante para su futuro ejercicio laboral. “Es algo que le da dirección a las personas y muchas veces es su motivo para accionar o, por el contrario, cuando no se tiene, se pierde el rumbo. Me interesaba acercarme al tema, ver qué inquietudes tenía la gente, cómo se puede hacer para que cada persona lo pueda encontrar”.

 El Club Socrático es una instancia de reflexión

Otro de los asistentes era Joaquín, que acaba de terminar 6to año y comenzará sus estudios universitarios en 2026. “Vine porque quiero ser psicólogo y creo que tengo que tener una buena formación humana. Creo que la UM me puede dar esa formación filosófica, entender muchas maneras de pensar, como para ser mejor psicólogo”, aseguró. Dijo que volvería a participar de una instancia de este tipo, pues “abre la cabeza a pensar”. 

reguntas, respuestas y diálogo

Belén, también estudiante, fue concreta en su valoración. “Me llevo más preguntas de las que traía. Me encantó la diversidad de la gente”. 

No hacía falta que los organizadores escucharan esas respuestas para saber que habían logrado lo que se proponían, aquello para lo que habían trabajado durante semanas. Antes de irse de la sala, se sacaron una foto todos juntos y sus caras eran transparentes. Decían casi a gritos que la misión se había cumplido, y que ahora tienen la certeza de que irán por más.

Organizadores del Club Socrático y el decano de Humanidades, Francisco O'Reilly